domingo, 10 de mayo de 2009

Muelle


Muelle se hizo, literalmente, un nombre en las calles del Madrid de la movida. A partir de 1984 difundió su mote (que arrancaba desde la escuela, por haberse hecho una bicicleta con un muelle gigante de amortiguador) por el perfil estético de la ciudad, a través de miles de pintadas. Primero en el barrio de Campamento, donde vivía. Después por toda la Villa y Corte, e incluso por toda España. Casi siempre con nocturnidad. Al principio sus obras eran meras firmas. Posteriormente empezó a sombrearlas con colores o con dimensiones de profundidad, que le aproximaban a la estética del grafito neoyorquino. Los años de práctica también le proporcionaron unos sólidos principios éticos. Muelle fue seleccionando sus lienzos, concentrándose en superficies muy visibles, tapias de solares o vallas publicitarias(por las que sentía predilección, ya que consideraba su "mensaje" como un antídoto contra el bombardeo de imágenes que nos invade). Evitaba lugares de interés cultural o natural. Le preocupaba, incluso, el hecho de que los aerosoles que usaba se cargaran la capa de ozono. Lo suyo, como él mismo decía, era una historia carismática, democracia cultural en movimiento, corte de mangas al sistema. Voluntad de expresión de un chaval de barrio con ganas de dejar impronta, tanto plástica como sonora (aporrear los parches de su batería era su otra pasión).

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